Si nunca ha pensado en abrir una empresa en Rumania, ahora es el momento de tener en cuenta esta opción. Y hay razones suficientes para decidir en este sentido.
A partir de 2018, en Rumanía, hay un régimen fiscal bastante ventajoso para las nuevas empresas: hasta alcanzar el umbral de 1.000.000 euros, el impuesto sobre la renta es de 3%. Por ello, Rumanía es una opción atractiva para los nuevos inversores.
Además, aquellos que decidan contratar a una persona, deberán pagar un impuesto sobre la renta de 1%, reducido del 3%. Como norma básica, no se paga impuesto sobre sociedades, sino sobre la renta.
De acuerdo con la legislación rumana, las empresas pequeñas que no alcancen el valor de 50.000 euros, no son sujetas al IVA.
Rumanía no tiene normas sobre sociedades extranjeras controladas (SEC), propias de un sistema de impuesto sobre la renta diseñado para limitar el aplazamiento artificial del impuesto mediante el uso de entidades offshore, con impuestos bajos. Así que puede gestionar su empresa desde el extranjero.
Asimismo, a partir de 2018, el impuesto sobre la renta es de 10%. En Rumanía, no hay impuesto sobre la riqueza o el patrimonio (wealth tax). Igualmente, no hay impuestos sobre sucesiones y donaciones, a excepción de las transacciones de bienes inmuebles.
Por lo tanto, hay una serie de nuevas facilidades para las personas que desean invertir en Rumanía, un destino atractivo para los inversores que buscan una base sólida para sus operaciones en la UE y en todo el mundo.
Los impuestos reducidos, las facilidades en el proceso de registro de una empresa, el bajo costo de mantenimiento de una empresa, así como la mano de obra asequible son unas de las razones importantes que los inversores deberían tener en cuenta al buscar destinos viables.
El proceso de registro de una empresa rumana es fácil, ya que los administradores no deben ser necesariamente locales y se admite que las acciones sean mantenidas incluso al 100% por extranjeros.
Los dos tipos principales de empresas comerciales son la S.R.L. (sociedad de responsabilidad limitada) y la SA (sociedad anónima). La principal diferencia es el bajo capital social del primer tipo (200 lei, menos de 50 euros) y el número de accionistas (entre 1 y 50). Por otro lado, las sociedades anónimas, requieren un capital social mínimo de 90.000 lei (unos 20.000 euros) y al menos dos accionistas.
La información anterior no representa un asesoramiento fiscal o legal para la situación de su empresa. Todavía podemos responder a todas las preguntas relacionadas con este tema. ¿Quiere trabajar con nosotros?